La obsolescencia programada es una estrategia comercial que consiste en la planificación del fin de la vida útil de un producto, de tal forma que tras un periodo de tiempo se quede inservible.
En definitiva es una especie de artimaña mediante la cual
hacen que un objeto tenga que sustituirse en un corto periodo de tiempo. Esta se produce cuando la maquinaria publicitaria saca todas sus armas para crear en el consumidor la necesidad de poseer el último modelo lanzado.
Aunque podamos seguir utilizando el objeto ''menos nuevo'', hacen que de algún modo, nos encaprichemos con otro más grande y bonito pero de similares funcionalidades.
¿Cuándo surgió?
Hacia el 1932, cuando Benard London propuso terminar con la crisis de la Gran depresión a través de la obsolescencia programada y obligarla por ley.
Su objetivo era obligar a las fábricas a producir objetos que rápidamente se deterioraran y que tengan que ser sustituídos por otro nuevo para, así, reactivar la industria y la demanda de productos.
Nunca se llegó a imponer esa ley, pero sí se tomó como modelo de línea de negocio en muchas empresas especialmente en las de electricidad y bombillas de luz.
Consecuencias
Algunas de las posibles consecuencias:
Se producen 50 millones de toneladas de desechos electrónicos por año.
Esto no es algo que nos afecte a unos pocos, si no a nivel mundial.
Mientras el aparato está en funcionamiento, no presenta ningún tipo de riesgo; pero al ser desechados en basurales comunes, estos artefactos reaccionan con el agua y la materia orgánica liberando tóxicos al suelo y a las fuentes de agua subterráneas. Y ahí es cuando la contaminación se torna más seria.
Productos programados para morir
''Comprar, tirar, comprar'' es el nombre que recibe un documental, coproducido por televisión Española qué es la obsolescencia programada.
En él nos muestran ejemplos como las bombillas. Cuando Edison puso a la venta las primeras bombillas, su duración era de aproximadamente 1500 horas. Treinta años más tarde se publicó un anuncio donde aparecían unas bombillas cuya duración era de 2500 horas.
Pronto descubrieron que ir prolongando la vida de las bombillas sólo supondría el fin de sus negocios, por ese motivo decidieron crear un cártel mudial donde pactaron limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas.
Otro de los ejemplos son las medias de nailon. A finales de los años 20, este tipo de medias era casi irrompible. Debido al descenso de las ventas dado que las mujeres no necesitaban comprar otras, años después se comenzaron a comercializar las medias que toda mujer conoce, las cuales se rompen con mucha facilidad.
En cuanto a las impresoras, la mayoría de estos productos contienen un chip que, registra el número de impresoras y que cuando éstas llegan al límite marcado, automáticamente dejan de funcionar. Cuando se rompen puedes llevarlas a reparar, pero la mayoría de las veces te encontrarás con la situciación que te será más efectivo comprar una nueva que repararla.
A esta gran lista también le podemos sumar los automóviles. En los años 50 y 60, la vida útil de un coche era el doble que en la actualidad. También todo esto afecta a las piezas de los coches, como por ejemplo los frenos, los cuales, tras un número de frenados, comienzan a perder capacidad.
He aquí el documental --->
Opinión personal:
Pienso que deberíamos de ser más conscientes sobre este tema, ya que es importante a causa de ser dañino para nosotros y el medio ambiente.
No deberíamos dejarnos de llevar tanto por la publicidad y por los nuevos productos una vez informados de lo que es en realidad la obsolescencia programada y sus fines.